domingo, 4 de diciembre de 2016

Día en contra de la violencia de género: 25 de noviembre

Los alumnos del IES Profesor Gonzalo Huesa unieron sus voces para decir No a la violencia de género.






Las alumnas ganadoras de los microrrelatos y sus textos.






Pétalos del sufrimiento 
      Papá le ha vuelto a regalar a Mamá otro ramo de rosas, de esas rojas tan frescas. Siempre al colocarlas en aquel jarrón de cristal llora, no entiendo por qué lo hace, ¡si son preciosas! Se nota que la quiere mucho. Y ella también a él, últimamente se maquilla mucho para estar guapa, se pasa horas encerrada en el cuarto de baño para arreglarse. Y aunque papá  llegue de mal humor por culpa del trabajo, mamá siempre tiene una sonrisa para él.
      Mamá se ha caído por la escalera, es un poco torpe, pero papá le ha regalado un ramo de rosas para que esté más contenta. De nuevo al colocarlas en aquel jarrón, las lágrimas han aparecido en su rostro y esta vez sin cesar.
     Hoy al volver de clase mamá no estaba en casa, en su jarrón yacían los últimos pétalos del bonito ramo que papá le regaló.

                                                                  Aitana Sánchez Zamudio 1º BCS


LA BESTIA

La bestia duerme o mi amado duerme. Me encuentro en esa encrucijada recordando promesas de eternidad que invaden mi corazón. Arrodillada en silencio, limpio esas lágrimas rojas que acarician mi rostro amoratado y esas amapolas de sangre que salpican el blanco del suelo. Una vez fue amor, pero el amor ha muerto. No quise hacer ruido pero el dolor que sentía al curarme las heridas me lo impedía. Cuando me di cuenta, el primer golpe estallaba contra mí rompiendo para siempre el hechizo. El amado príncipe vuelve a convertirse en bestia, atacando para siempre a la princesa que tanto lo amaba.

                                                         

                                                          María González Montesinos1º BCT



     Aún le duele todo, tiene miedo a otra paliza como la de ayer, está sobrecogida por la reacción que él pueda tener, fugazmente pasan por su cabeza todos los comentarios que su pareja le ha instalado psicológicamente, quiere y piensa en terminar con su vida, porque se siente inútil, ya no es una persona, es un objeto. Respira profundamente, transpirando un poco de vaho, escucha un llanto desconsolado que grita.- ¡Mamá, mamá!-, que prácticamente aspira su alma. Son los sonidos que pasan por su cabeza, es su hijo. Se seca las lágrimas y bajo las sábanas se tapa los moratones, aunque intente ocultarlo sabe que su niño sufre igual que ella. No quiere dar pena, pero la lástima que produce en los demás cuando la miran a los ojos, le asfixia, está cansada de ser un ejemplo de cobardía, quiere demostrar la valentía y fuerza que hay en su interior. Hoy ha decidido marcar tres números en su teléfono, de por sí ya es un gran paso. La diferencia es que hoy no va a colgar como siempre, espera una larga distancia. Mientras, caen lágrimas por su mejilla, se pinta los labios y los ojos, algo que tiene totalmente prohibido sin razón, quiere verse guapa para empezar su nueva vida. Cuando, por fin, se descuelga el teléfono, su garganta se desgarra y dice a viva voz .- No es fácil, quiero ser el ejemplo a seguir de mi hijo-. Ha sentido algo que jamás había sentido en años, el sentimiento de un ave rapaz en el cielo, libertad.
                                                                     
                                     María Esperanza Florido   3º ESO C
                                                                                                        






Estaba colocándome el abrigo cuando me fijé en uno de los muchos moratones que tenía y empecé a recordar cómo me los hice, o mejor dicho, quién me los había hecho. Empecé a recordar todas esas veces en las que venía borracho y sin motivos me empezaba a pegar. Recordé ese día en que me pegó solo porque tardé demasiado en la compra. Recordé esas veces en las que rezaba para que no volviese a pasar, para que no volviera a casa, pero siempre regresaba.
El timbre de la puerta me sacó de mis pensamientos.
-  ¿Estás preparada?- Dijo mi mejor amiga.
          -  Sí, aún no me creo que esto esté pasando. – Le dije saliendo
de casa.
          -  Se lo merecía, te hizo sufrir mucho.
-  Me hizo sufrir mucho, pero aun así lo amaba y tenía la esperanza de que volviera a ser el de antes.
-  Bueno, después del funeral empezará tu vida de nuevo- Dijo antes de entrar al coche que conduciría hacia mi nueva vida, una vida sin maltrato, o eso creía.

                                                          
                                                                 Yadira Molina Salguero. 3º ESO B.

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